viernes, 19 de septiembre de 2008

A 23 años del sismo


Decenas de familias observan la demolición del edificio Nuevo León, meses después del sismo del 19 de septiembre, desde los refugios temporales que construyó el gobierno de la ciudad de México para los miles de damnificados. Foto: Fabrizio León

■ Aseguradoras saben más que el gobierno sobre lo que sucedería con otro gran terremoto


Se han olvidado las lecciones del sismo del 85, advierten expertos

■ Y retiembla en su centro el desastre…

■ La creación del Fonden, aceptación, por parte del Estado, de la responsabilidad de medir riesgos catastróficos

■ Xochimilco e Iztapala, vulnerables

Guillermo Bermúdez y Martha Elena García (Especial
La Jornada. 19 de septiembre de 2008.


A 23 años del sismo que cimbró a la ciudad de México en septiembre de 1985, los especialistas no sólo saben que ocurrirá un terremoto de magnitud similar, sino ya cuentan con un método confiable que determina con precisión cuáles, cuántos y dónde serán los daños. Sin embargo, esta información, fundamental para definir medidas preventivas, está al alcance sólo de las compañías aseguradoras, ni las autoridades ni la población tienen acceso a ella.

Para Roberto Meli Piralla, investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tras el sismo de 85 hubo avances, porque los reglamentos de construcción se hicieron más severos, lo que en la práctica reduce la vulnerabilidad. No obstante, en su opinión y la de otros especialistas, “mucha gente ha olvidado esas lecciones, las nuevas generaciones no han pasado por una experiencia análoga y desde el año 2000 no siempre se aplica estrictamente el reglamento y eso es fuente de mayor vulnerabilidad”.

Modelos computarizados

Hoy la ciudad tiene otra fisonomía. De ahí que a Cinna Lomnitz, investigador emérito del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM, le preocupen algunas partes donde no pasó gran cosa en el terremoto de 85, porque no había edificios, y ahora ya los hay. Hace notar que “la ciudad ya no es igual, ni tiene la misma población. Entonces no sabemos muy bien qué pueda suceder”.

El sismo de 85 causó la muerte de alrededor de 10 mil personas, 30 mil damnificados, la caída de cerca de 400 edificios, más unos mil 500 con afectaciones serias, y daños totales por alrededor de 5 mil millones de dólares. Otro habría sido el escenario si los habitantes de la ciudad de México y las autoridades de ese entonces hubieran conocido cuáles eran los puntos más vulnerables de la urbe.
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