jueves, 18 de septiembre de 2008

La CNDH y el IPN.

Sergio Aguayo Quezada
Reforma. 17 de septiembre de 2008.

En la distribución de los presupuestos federales se expresan las prioridades del Ejecutivo y del Legislativo. Hay aciertos y pifias como el premiar la mediocridad de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) con presupuestos millonarios y castigar la excelencia del Instituto Politécnico Nacional (Poli) con la austeridad.

La CNDH de José Luis Soberanes es uno de los ombudsman más ricos del mundo y también uno de los que cosechan más críticas por lo deficiente de su trabajo y por la forma como gasta las fortunas que recibe. Este 9 de septiembre Jorge Carpizo presentó, en un discurso en Toluca, un sombrío diagnóstico sobre la gestión de Soberanes:

"Mientras más aumenta su presupuesto" disminuye "el número de Recomendaciones expedidas... existen casos en los cuales los proyectos de Recomendación se guardan en el escritorio del Ombudsman por no considerarlas oportunas o correctas políticamente...

"Algunos de los contratos, que se han firmado para la redacción de libros, son millonarios, hasta casi dieciséis veces lo que percibe anualmente como salario un investigador titular C de tiempo completo [de la UNAM]. Increíble, realmente increíble. Los contratos se han otorgado por razones de amistad o para granjearse simpatías políticas...

Al Consejo Consultivo de la CNDH lo ubica entre los que "casi resultan de oropel, para exhibirles en ceremonias...

"¿Qué ha hecho en estos once años [la CNDH]? Solicitar más y más presupuesto, gastarlo superfluamente, no en las funciones sustantivas, e intentar crearse buena imagen derrochando recursos en medios de comunicación...

"Todo lo anterior es grave, gravísimo. Es casi como si [la CNDH] no existiera... Ante el grave panorama de la inseguridad pública y violación de derechos humanos, la presencia de la CNDH ha pasado desapercibida. Declaraciones y desplegados tibios y timoratos".

La CNDH tuvo una oportunidad dorada para disipar con información señalamientos tan puntuales. Optó por su método habitual: emplear la tinta en cuestionar los motivos del mensajero. Respondió al texto de 31 cuartillas de Carpizo con un comunicado de 31 líneas de alambicado lenguaje en el cual rechaza que "se busque utilizar la crítica falaz como instrumento de grupos de presión, en un posible intento por ejercer desde ahora influencia decisiva en el proceso de sucesión institucional del Ombudsman nacional en el 2009".

Si ya es grave lo que está sucediendo en la CNDH, lo es todavía más que el Ejecutivo y el Legislativo hayan cobijado a Soberanes con presupuestos tan generosos como la impunidad que le conceden. Desde que llegó a su cargo los diputados le han aprobado incrementos por más de un ¡200 por ciento! Su presupuesto pasó de 160 millones en 1999 a 866 millones en el 2008.

En todo ese tiempo el Senado se ha rehusado a hacerle una evaluación integral. Resulta escandaloso que la Comisión de Derechos Humanos senatorial, cuya responsabilidad es monitorear a la CNDH, ¡no hubiera podido sesionar una sola vez en el 2008! No pueden reunirse porque el quorum es sistemáticamente boicoteado por la senadora del PAN Teresa Ortuño y el senador del PRI Alejandro Moreno (este último actúa, según me dicen varias fuentes, por instrucciones de Manlio Fabio Beltrones, quien tiene severos conflictos de interés en su relación con la CNDH).

El Poli se encuentra en una situación totalmente opuesta. Desde que investigué el movimiento del 68 me llamó la atención el poco reconocimiento concedido al papel jugado por esa institución. Invisibilidad tal vez causada por la distancia que hay entre las comunidades académicas del norte y el sur de la capital. Son como dos mundos. La sensación se ha fortalecido durante los siete años que llevo de participar en el programa Primer Plano del Canal 11, una televisión pública adscrita al IPN.

El Poli es una institución pública que florece mientras se desertifica el país: cada año mejora la calidad de la educación que imparte y de la investigación que realiza. Sigue acreditando programas educativos y recibiendo premios por los resultados que obtiene en la atención a 326 mil estudiantes (cifras del 2007). Lo metódico y sistemático del esfuerzo puede medirse en el número de miembros que ingresan al Sistema Nacional de Investigadores. En el 2003 eran 322 y en el 2008 ya llegaron a 687 (además de los que tiene el Cinvestav, una institución notable por la calidad de sus investigaciones). El nombre del IPN ya fue incluido en Letras de Oro en uno de los muros del Congreso de la Unión.

Cuando se revisan los aumentos presupuéstales otorgados al Poli es evidente el poco respeto que le tienen el Ejecutivo y Legislativo. Una cifra lo dice todo: en los cinco años de la gestión del doctor José Enrique Villa Rivera su presupuesto aumentó en sólo 35 por ciento. Recibe más o menos la misma cantidad que la Universidad de Guadalajara, una institución que rinde malas cuentas en la calidad promedio de su educación.

En estos momentos la Cámara de Diputados está metida en la discusión del proyecto de presupuesto enviado por el Ejecutivo para el 2009. San Lázaro hierve de cabilderos que intentan convencer a los diputados de que deben mejorar lo asignado a tal o cual dependencia. Es inevitable que así sea, pero uno esperaría un mínimo de racionalidad que lleve al Legislativo a conceder más dinero a quienes trabajan más y dan mejores resultados.

En el proyecto de presupuesto para el 2009 enviado por Felipe Calderón la cuestionada y mediocre CNDH recibirá un incremento ligeramente superior al de un Poli cuya creciente calidad deslumbra. Corresponde a los diputados modificar el absurdo premiando al Poli y etiquetando una parte de los recursos que entreguen a la CNDH para que el Senado ordene una evaluación integral de la gestión de José Luis Soberanes cuyo mandato terminará en noviembre del 2009. ¿O van a reconocerle su gestión dejándolo que nombre a su sucesor y se vaya a la Suprema Corte sin que antes rinda cuentas?

La Miscelánea
Los partidos están suicidándose con el acoso contra las instituciones electorales de las entidades federativas. En los últimos meses descabezaron a los institutos de Jalisco y el estado de México y, en la capital, el panismo orquestó una ofensiva en contra de Isidro Cisneros, presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal. Van destruyendo así la credibilidad de los organismos encargados de dar legitimidad a elecciones cada vez más revolcadas. Suicidas.

Correo electrónico: saguayo@colmex.mx

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