sábado, 18 de octubre de 2008

La columna "Dinero"

Enrique Galván Ochoa/La jornada/Viernes 17 de octubre de 2008.
galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://dinero.tv/mexico/index.php

■ Empresarios culpan a Calderón de la crisis
■ Fue una ficción lo del superpeso
■ Ajustadores de seguros

La sangre no va a llegar al río, la alianza que sellaron en las elecciones de 2006 tampoco será destruida, pero algunos empresarios comentan que la crisis de México no sólo es un reflejo de la de Wall Street. Ese es el argumento que usa el gobierno de Felipe Calderón para desafanarse de toda responsabilidad, como en otro tiempo lo hizo López Portillo, quien culpó de su desbarajuste a los problemas de Medio Oriente y el desplome del precio del petróleo. No mucho después Miguel de Lamadrid trató de ocultar sus errores tras la mampara de una nueva crisis mundial. Y Salinas de Gortari y Zedillo mutuamente se acusan de que son una verdadera desgracia para el país y posiblemente ninguno de los dos está equivocado. Calderón –comentan las víctimas de la primera gran devaluación del panismo– debe admitir que tuvo la culpa en la medida en que engañó a todos con la ficción del superpeso. En diciembre de 2006 lo tomó a 11 pesos, debió seguirlo deslizando poco a poco y hoy estaría tal vez, tranquilo y firme, en 11 pesos 60 centavos. Pero cometió la barbaridad de sobrevaluarlo a 10 pesos y convidó a la mesa a los especuladores de los famosos derivados financieros. Unos empresarios no creyeron en la ilusión, se protegieron comprando dólares y euros, pero otros se confiaron. Los que adquirieron dólares y euros ganaron millonadas, los que tenían moneda nacional y deudas en dólares, han tenido que comprarlos entre 12 y 13 pesos, y algunos están quebrando. Así pues, que Calderón no se quiera escudar en Wall Street, pretendió avalar con un peso inflado lo bien que supuestamente iba la economía bajo su conducción… y vino la catástrofe. Eso dicen, y además están muy molestos porque el secretario de Hacienda los exhibió como especuladores.

Que no panda el cúnico
Agustín Carstens, tratando de enderezar el entuerto, salió ayer con una interpretación distinta a la que el domingo pasado dio a conocer en Washington y que causó tanto escozor.

“La investigación no se trata de una ‘acusación’ al sector empresarial. Lo que se busca es garantizar el interés del gran público inversionista, quienes (¿sic o sick?) toman decisiones de inversión con base en la información disponible públicamente”. Y además los que se sintieron aludidos deben estar tranquilos, porque la ‘Ley del Mercado de Valores impide imputar hechos o responsabilidades a una empresa emisora (de la Bolsa) una vez que se ha iniciado una investigación por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y en tanto ésta no concluya y las sanciones correspondientes queden firmes’. Guillermo Babatz, el presidente de la comisión, es famoso por tener la lupa más lenta entre los investigadores.

Río de dólares
Y hechos son amores: con la previa luz verde del número uno, el Banco de México realizó ayer otras dos subastas de dólares tomadas de las reservas internacionales: una ordinaria de 400 millones de dólares y otra extraordinaria, por 1,500 millones de dólares. A ese ritmo en poco tiempo las arcas van a quedar vacías.
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